Afortunadamente los hijos no heredan todas las manías y fobias de los padres. En mi caso, no es que tenga nada personal contra los animales, pero mis alergias han provocado que no los quiera tener demasiado cerca. Es una actitud que he intentado corregir desde que tengo hijos, así que Teo y Oriol están compensando mis afrentas pasadas. Cada vez que ven un perro, gato, ave... saltan de alegría e intentan jugar con ellos.
Como en este caso no se puede aplicar aquello de "de tal palo tal astilla", siempre que viajamos intentamos buscar alguna actividad para que los niños estén en contacto con los animales y se diviertan compartiendo un buen rato con ellos. El reciente viaje a Malta no fue una excepción. A pesar de que el archipiélago no tiene una fauna muy abundante -exceptuando sus fondos marinos- encontramos muchos lugares donde ver animales.
Uno de los principales reclamos de Malta es el submarinismo. El archipiélago ha sido escogido el segundo mejor destino del mundo para practicar buceo por los lectores de las revistas Diver Magazine y Sport Diver Magazine. Es una actividad que me encantaría practicar, pero de momento me tengo que contentar con observar la fauna marina en los acuarios. El Acuario Nacional de Malta está recién inaugurado y repleto de especies marinas de todo el mundo, aunque teniendo unos fondos tan espectaculares han intentado emularlos en el acuario. Seguro que a los que hayan buceado en Malta les hace mucha gracia ver fieles reproducciones de sus cristalinas aguas y de lugares más emblemáticos para las inmersiones. Teo se lo pasó en grande observando peces de vivos colores y especies procedentes de los siete mares. En los viajes con niños, un acuario no falla.
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